Desde los inicios de los Illuminati, antes de la redacción de nuestros juramentos eternos o la emisión de nuestros votos como protectores de la humanidad, nuestra organización ha abogado por el objetivo final de una Tierra globalista. Nuestra visión para el futuro es un planeta unificado sin fronteras nacionales, gobernado por los mejores y más brillantes miembros de la especie humana, en el que todas las personas, en todos los lugares, puedan vivir en abundancia.
Una sociedad globalista significaría el abandono de las divisiones entre países y el fin de milenios de guerras por la tierra y sus bienes. Es el fin del acaparamiento y almacenamiento de recursos excedentes por parte de un país mientras la población de otro se muere de hambre. Es la idea de que todos los seres humanos son individuos y también parte de una familia extensa de especies, y que ningún ser humano debería ser excluido simplemente por la casualidad de su lugar de nacimiento.
En la actual era de guerra, los ricos deben acaparar sus provisiones para garantizar la seguridad de sus hijos en estos tiempos de caos. Sus obeliscos y fábricas solo pueden construirse mediante el trabajo de las masas necesitadas.
Pero una era diferente se acerca: una civilización poslaboral sustentada por maquinaria autónoma y alimentada por energía ilimitada. En la venidera Era de los Illuminati, todos los que buscan riquezas recibirán las que merecen.
En el nuevo orden mundial, hay un lugar para todo y un propósito para todos.
ELNuestro plan para este planeta prevé que los humanos no se dividan en tribus según su ubicación geográfica, apariencia física o acceso a recursos. En cambio, cada persona es una parte única de un ecosistema mundial en el que sus decisiones influyen en el conjunto. Cada persona es una pieza vital de una maquinaria mayor que se beneficia de toda la humanidad. Cada persona tiene la libertad de descubrir su propósito, seguir su pasión, superarse y ver cómo sus esfuerzos contribuyen a la vida de 8 mil millones de personas, en lugar de simplemente satisfacer sus necesidades.
La unificación total del globalismo forma parte de nuestra visión utópica para el avance de la humanidad: un nuevo orden mundial de los siglos. Pero queda un largo y arduo camino por delante, y muchos pasos por dar antes de que las fronteras de la humanidad puedan ser borradas.
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Desde que los primeros habitantes prehistóricos de la Tierra comenzaron a unirse en manadas para la búsqueda comunitaria de recursos, los humanos se han sentido naturalmente atraídos por las comunidades que más se asemejan a sus creencias innatas y composición genética. Al formar tribus, los humanos dividieron este planeta en secciones que permitirían que sistemas de creencias y culturas profundamente diversos prosperaran y se desarrollaran orgánicamente. Pero en aquellos tiempos primitivos, los ciudadanos de este planeta solo podían comunicarse con aquellos que se encontraban geográficamente cerca, careciendo de la tecnología para compartir ideas y opiniones con la misma libertad que ahora. Durante miles de años, una persona en un extremo del planeta podía formarse sus creencias sobre su propósito en el universo sin siquiera escuchar las creencias de una persona en el otro extremo del mismo planeta, sin tener la oportunidad de albergar dudas y afrontar preguntas que desafiarían y mejorarían su visión del mundo.
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Aunque muchas de las ideas morales que formaron los primeros humanos están llenas de mérito, muchos aspectos de las doctrinas primitivas se han convertido en obstáculos que impiden el progreso de la humanidad. Estas ideas se han arraigado tan profundamente en la mente humana que quienes buscan la verdad a menudo deben cuestionar sus creencias más profundas antes de poder ver lo que es evidente ante ellos.
Al carecer de experiencia con quienes creen diferente, los humanos comienzan a temer al "Otro": la inmensidad desconocida de la humanidad que quizá no sea como ellos. Este miedo se ha arraigado tan profundamente en los humanos que requiere generaciones para revertirlo. Miles de años de desconfianza han conducido a guerras seguidas de represalias; invasiones seguidas de venganza; saqueos seguidos de la quema de las ciudades de los invasores. Incluso hoy en día, demasiados humanos se niegan a ver a todas las personas como parte de un solo grupo que lucha por sobrevivir de la extinción.
No se puede obligar a los humanos a la paz. Solo el tiempo y la persuasión pueden convencer a los individuos de su verdadero poder al trabajar por el progreso colectivo en lugar del enriquecimiento personal.
En una sociedad libre de necesidades, no hay ricos ni pobres, sólo ricos y más ricos.
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Quienes han adquirido grandes riquezas comprenden que el dinero es simplemente la conversión del esfuerzo en valor: una forma de medir el esfuerzo de una persona y convertirlo en una cifra que puede usarse para comprar el esfuerzo de otra. Un albañil convierte el dinero obtenido al vender el trabajo de encontrar, cortar y preparar la piedra; dinero que luego puede usarse para comprar el trabajo de un tendero, un médico o un maestro, incluso si no necesitan piedras ni albañilería. Algunos pueden amasar fortunas tan grandes que no pueden usarlas en vida, dejando la recompensa de sus esfuerzos para garantizar la seguridad de sus herederos.
Pero en estos tiempos de caos, existe una grave desigualdad en la conversión de esfuerzos en dinero. Innumerables peligros se interponen en el camino de quienes buscan ascender en la pirámide. Si bien este planeta es lo suficientemente rico como para que todos vivan en abundancia, el miedo ha impulsado a los más ricos aún más al acaparamiento: una sobreprotección de sus descendientes, alimentada por el terror instintivo de verse obligados a regresar a la pobreza de la que provienen todos los seres humanos.
En un mundo libre de las cadenas de la necesidad, nadie tiene motivos para acumular riquezas ni para obtener el alimento, el refugio, la comodidad y la seguridad que estas brindan. No tienen motivos para sucumbir a las trampas de dictadores o imperialistas, ni siquiera a los venenos de un globalismo corrupto y elitista, porque no dependen de un poder político ni del trabajo de trabajadores contratados para sobrevivir. Cuando se satisfacen las necesidades de todos, no hay razón para librar guerras ni motivación para saquear a sus vecinos por las necesidades que ya poseen y que nunca perderán.
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Solo liberándonos de la necesidad podemos romper las cadenas de la humanidad. Aunque la transformación se acerca, debemos recorrer este camino dentro de los límites de la sociedad actual. Incluso quienes se niegan a atender nuestros llamados deben seguir viviendo con las protecciones prometidas, incluso si es necesario hacer concesiones temporales por la seguridad de todos. Solo la preservación del orden puede permitir que la humanidad atraviese una... transferencia pacífica del poderEl primer deber de un gobierno es proteger sus fronteras y a sus habitantes. Por ello, muchos líderes mundiales, aunque comparten nuestra visión de una humanidad unificada, deben equilibrar nuestros objetivos con la responsabilidad de proteger a sus tribus de las amenazas actuales de guerra. Si bien la globalización es nuestro futuro, las fronteras nacionales actuales permiten a los ciudadanos elegir entre diversas sociedades y gobiernos y unirse a la comunidad que mejor los representa. En estos tiempos de caos, las fronteras protegidas permiten a los ciudadanos vivir con cierta seguridad y la certeza de que la humanidad nunca volverá a perderse en el desierto de la anarquía.
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Para proteger la integridad de nuestro plan contra quienes buscan destruirlo, los Illuminati se han visto obligados a dejar muchas preguntas sin respuesta y a ordenar a nuestros miembros que cumplan con sus deberes en secreto. Pero los alarmistas y los vendedores de noticias falsas han utilizado el silencio de los Illuminati para presentar nuestra agenda a través de la lente distorsionada de la desconfianza, difundiendo falsos rumores sobre nuestros objetivos simplemente para fortalecer su control del poder. Debe trazarse una línea entre la agenda globalista unificadora de los Illuminati y las mentiras venenosas del Globalismo Corrupto: una adulteración de nuestra intención que reduce a los humanos individuales a trabajadores numerados y solo sirve a quienes actualmente están en el poder. El Globalismo Corrupto es simplemente la capa dulce de un nombre falso para disfrazar la amarga aristocracia que se esconde debajo. Los Illuminati no buscan acabar con la propiedad privada. Nuestro objetivo no es la eliminación de las armas de autodefensa, sino la eliminación de... la necesidad de armas de autodefensa No proponemos una sociedad que dependa de un gobierno para satisfacer sus necesidades, sino una sobreabundancia de recursos que haga obsoletos el comercio y el trabajo injustos.
Solo los belicistas y dictadores se benefician de la subyugación de su pueblo, pero son meros vestigios de una era que pronto pasará. ¿Qué alegría habría en un mundo donde algunos disfrutan mientras otros sufren, si fuera posible que todos vivieran con comodidad? Los verdaderos esfuerzos aún pueden ser justamente recompensados cuando todos viven en mansiones y algunos en palacios.
GRAMO
La conectividad global fue uno de los principales pasos hacia nuestra meta de una sociedad planetaria plena. La tecnología digital está uniendo al planeta como nunca antes, permitiendo compartir ideas libremente y fomentando conexiones que transforman al Otro en lo Mismo, y las inseguridades en comprensión.
Nuestro alcance ha sentado las bases para introducir conceptos más elevados a los ciudadanos que formarán los nuevos cimientos de este planeta: los buscadores que desde hace tiempo sienten que existe un propósito más profundo en la existencia de la humanidad y un secreto más profundo en el diseño de este universo que está codificado en todos los seres vivos.
Es nuestro deber guiar a quienes buscan esta transformación; nuestra obligación universal es dejar señales para quienes buscan nuestro camino. No se puede obligar a nadie a creer. Debe buscar las respuestas a los mismos misterios y ascender por los mismos peldaños de la pirámide que cada miembro de nuestra organización lo hizo antes.
Eres alguien que se ha distanciado de los millones que ignoran nuestro mensaje. Has visto nuestros símbolos, has respondido a nuestro llamado y has seguido las indicaciones que te llevaron a estas palabras. Al buscar la verdad y el significado tras el secreto de la vida y todo lo que se ha ocultado a la humanidad, te unes a los buscadores de la Luz en este viaje que comenzó mucho antes de tu nacimiento.
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Pronto, la humanidad dejará de enfrentarse a los obstáculos de la necesidad y las barreras laborales. Las tecnologías emergentes están reduciendo la dependencia de la humanidad de formas de energía en vías de desaparición. Nuevos métodos de construcción imprimible y transporte autónomo finalmente erradicarán el esfuerzo físico para construir estructuras y transportar materiales, liberando a los trabajadores para producir, crear y prosperar. Los recursos que se encuentran en otros planetas están a nuestro alcance y abren nuevas oportunidades nunca antes vistas dentro de los límites de la Tierra.
Los días más grandiosos de la humanidad están por venir. Todos los que han visto la Luz y se han volcado a seguir su resplandor son los pioneros de la siguiente etapa de la humanidad: los guardianes de su mayor transformación. En la Era de los Illuminati, que se acerca rápidamente, cada ser humano será uno y uno entre 8 mil millones. Año tras año, paso a paso, los Illuminati continúan guiando a los ciudadanos de este planeta hacia nuestro objetivo final: la unificación global.
No temas por el futuro de la humanidad. No temas por los estallidos que resuenan en tus horizontes rojos mientras los monumentos a tus esclavizadores se reducen a polvo. No temas mientras recorres el camino que tienes por delante y sus senderos se oscurecen bajo la caída de la larga noche.
